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08/10/2025

Pinchos, montaña y conciencia: ruta por los bares más sostenibles del Val d’Aran

El Val d’Aran seduce con paisajes únicos y una oferta hostelera diversa, marcada por el respeto al entorno y el compromiso con la sostenibilidad.

Impacto consciente

Laura Cano

LaClimatería_ValledeArán

Con más restaurantes que farolas en algunos de sus pueblos, el Val d’Aran presume de una de las mayores densidades de establecimientos hosteleros por habitante de toda España, según el Consejo General de Economistas. Este pequeño valle pirenaico, situado en el extremo noroccidental de Cataluña y con idioma, clima e identidad propios, ha sabido combinar su vocación turística con un creciente compromiso medioambiental.  La conciencia climática ha calado en sus cocinas, alojamientos y negocios familiares, que cada vez adoptan más medidas para reducir su impacto y proteger el entorno que les da vida. Proponemos una ruta por algunos de los establecimientos más destacados del valle donde apuestan por el producto de kilómetro cero, las energías renovables, la gestión responsable de residuos y una hospitalidad que cuida tanto al viajero como al entorno.

Restaurante A la Parrilla 

Justo al lado del río Garona, en el coqueto pueblo de Les, hay un restaurante que huele a tradición y a brasa bien encendida: A la Parrilla. Su nombre ya lo dice todo, pero este local es mucho más que buena carne al punto. Aquí se viene a saborear platos típicos como la olla aranesa, con fideos, butifarra, gallina y las famosas judías blancas de Bossòst, todos ellos elaborados con productos frescos y de proximidad. Y, con todo, lo que hace especial a A la Parrilla no está solo en el plato, sino en el gesto, en cada pequeña acción con la que este restaurante se ha propuesto cuidar del entorno. «Queremos poner nuestro granito de arena en la conservación del medio ambiente. Si todos nos unimos, seguro que conseguimos evitar que se siga contaminando», dice Rafael Rodríguez, su propietario. Aquí la acción climática se practica y se explica, pues informan a sus clientes de las medidas que aplican, no solo para mostrar compromiso, sino para contagiar esa misma conciencia ambiental. El equipo está tan implicado que no dudan en explicar, por ejemplo, por qué no sirven agua embotellada: «En el Val d’Aran tenemos un agua potable buenísima. Por eso siempre ofrecemos jarras de cristal en lugar de botellas de plástico».

«Queremos poner nuestro granito de arena en la conservación del medio ambiente. Si todos nos unimos, seguro que conseguimos evitar que se siga contaminando» Rafael Rodríguez (Restaurante A la Parrilla)

Varias son las medidas climáticas que se han convertido en gestos cotidianos para A la Parrilla. Separan los residuos, han desterrado los productos de usar y tirar, optan por botellas de vidrio, apagan los electrodomésticos para evitar el consumo en stand by, y han instalado sensores de presencia para la iluminación, una medida que puede recortar hasta un 50% del consumo eléctrico y las emisiones de CO₂.  Esas decisiones, además de beneficiar al planeta, también ayudan a reducir gastos. En definitiva, una parada recomendada para quienes buscan disfrutar de la cocina tradicional del Val d’Aran con la tranquilidad de saber que, detrás de cada plato, hay también una apuesta por el medio ambiente.

Restaurante Era Hont

Tras pasear por las callejuelas empedradas de Bossòst, uno de los pueblos con más encanto del Val d’Aran, nada mejor que hacer una parada en este bar-restaurante animado, de precios razonables, trato amable y cocina casera. El ambiente cálido y distendido lo convierte en un lugar ideal para reponer fuerzas mientras se disfrutan platos sencillos pero sabrosos, elaborados con producto local y ecológico. Rodeado de naturaleza pirenaica, el equipo del establecimiento es muy consciente del privilegio y la responsabilidad de trabajar en un entorno tan valioso. «Sabemos que muchos de nuestros clientes vienen precisamente por el paisaje. Cuidarlo es también parte de nuestro trabajo», explica Iván Bollo, gerente del local. Por eso, han ido aplicando diversas medidas que, aunque puedan parecer pequeñas, suman en impacto positivo tanto ambiental como económico. Una de las primeras decisiones fue sustituir toda la iluminación por bombillas LED. «Son menos contaminantes y suponen un ahorro importante», comenta Bollo. Y no le falta razón, pues este tipo de bombillas consume hasta un 80% menos de electricidad y no contiene materiales tóxicos, a diferencia de las tradicionales.

La conciencia ambiental también llega a la cocina, ya que se evita el desperdicio alimentario organizando los menús con esmero para aprovechar cada producto al máximo. En sala, el personal recomienda raciones adaptadas al tipo de comensal o grupo, lo que reduce notablemente los residuos, minimiza las emisiones derivadas del transporte y optimiza el coste de cada plato. Todo ello sin renunciar a la calidad ni al sabor. Además, apuestan por materiales reciclados para sus utensilios de trabajo, que ofrecen la misma funcionalidad que los convencionales, pero con una huella de carbono mucho menor en su proceso de fabricación. El reciclaje en sí es uno de los pilares del día a día del local: «Separamos siempre orgánico, cartón y vidrio. Todo el equipo está implicado, ya lo hacen sin que se lo tengamos que recordar», cuenta Bollo. Una práctica que no solo mejora la gestión de residuos, sino que refleja una filosofía que empieza en la cocina y se extiende por todo el restaurante: cuidar lo que tenemos para que dure.

«Nos hemos centrado en el uso de bombillas LED porque sabemos que son menos contaminantes y por el ahorro que también suponen en la factura de la luz» Iván Bollo (Restaurante Era Hont)

Restaurante La Brasa

Situada donde confluyen los ríos Garona y Nere, la localidad de Vielha combina el dinamismo de un núcleo urbano con la calidez de un pueblo de montaña. Sus calles están llenas de comercios de artesanía, tiendas especializadas en deportes de invierno y locales donde probar los famosos pinchos de la zona, perfectos para una parada tras recorrer sus parajes naturales. Entre ellos destaca La Brasa d’Aran, un restaurante ubicado en pleno centro, conocido por sus carnes a la brasa, como el tradicional chuletón o la oreja, y por un detalle que cada vez valoran más los viajeros: su compromiso con el medio ambiente. Al estar en plena alta montaña, Vielha atrae a numerosos visitantes que recorren sus paisajes en bicicleta. Pensando en ellos, el establecimiento ha habilitado un aparcamiento específico para bicicletas, ofreciendo un espacio seguro y cómodo para quienes optan por este medio de transporte. Una iniciativa sencilla pero eficaz que no solo facilita la movilidad, sino que también promueve hábitos responsables. Si tenemos en cuenta que cerca del 50% de los desplazamientos en coche cubren distancias inferiores a tres kilómetros, apostar por la bicicleta supone una diferencia real, tanto para el planeta como para nuestra salud.

Localidad de Vielha
Vistas de la localidad de Vielha

La eficiencia energética es otro de los frentes que han abordado con responsabilidad, ajustando las temperaturas de neveras y congeladores en 5 ºC y -18 ºC respectivamente, para así evitar consumos innecesarios, y manteniendo la climatización dentro de los márgenes recomendados, lo que implica un menor gasto y menos emisiones de gases de efecto invernadero. También han sustituido toda la iluminación por bombillas LED, una decisión que, además de reducir el consumo energético hasta en un 80 %, contribuye a minimizar las emisiones de CO₂ asociadas a la producción eléctrica. 

El compromiso de La Brasa d’Aran también presta especial atención a un recurso tan esencial como el agua, ya que para las tareas de limpieza emplean únicamente detergentes no agresivos ni contaminantes, una elección consciente que evita que sustancias químicas acaben en los ríos cercanos. En un entorno de alta montaña como el Val d’Aran, donde la calidad del agua es excepcional y el ecosistema fluvial especialmente sensible, estas decisiones son clave. Además, han incorporado sistemas de ahorro y grifos con dispositivos antigoteo que optimizan el consumo sin afectar la comodidad del servicio. Lo que hace especial a La Brasa d’Aran no es solo lo que sale de su cocina, sino todo lo que no se ve a simple vista, como el respeto por el entorno, la atención a los detalles y las decisiones conscientes que hacen del día a día algo más sostenible.

Bar Era Cantoada

En Vielha, Era Cantoada es uno de esos lugares conocido por ofrecer una cocina casera y tradicional con platos típicos de la región como la olla aranesa. Además, su compromiso con prácticas sostenibles y el respeto por el medio ambiente lo convierten en una opción atractiva para quienes valoran la gastronomía consciente y responsable. Este establecimiento ha integrado con naturalidad un compromiso ambiental que se refleja en los pequeños gestos del día a día, desde cómo se organiza la cocina hasta el modo en que se gestiona el consumo energético o los residuos. «No lo vemos como una lucha», explica Joaquín Rodrigo, gerente del restaurante. «La acción climática para nosotros es algo natural. Todos tenemos que aportar nuestro granito de arena para no cargarnos el medioambiente». Esa filosofía se traduce en gestos concretos y sostenidos, como un control cuidadoso del consumo energético. Por ejemplo, el uso del horno se optimiza al máximo, agrupando cocciones para evitar encendidos innecesarios y reducir el impacto eléctrico.

Bar Era Cantoada
Interior del Bar Era Cantoada

La gestión de residuos también sigue esta lógica de responsabilidad mediante la separación rigurosa de los desechos orgánicos, papel, vidrio y plástico, y el uso de envases biodegradables o reciclados para el servicio de comida para llevar o para los restos que los clientes deseen conservar. Nada se improvisa, pues cada medida responde a una intención clara de minimizar la huella ecológica sin renunciar a la calidad ni al ritmo del servicio. Además, puesto que todo el equipo está implicado, conoce las prácticas adoptadas y se siente parte activa de ella, se fomenta un ambiente donde las propuestas de mejora son bienvenidas y donde las nuevas ideas se valoran en función de su viabilidad y su impacto positivo en el entorno.

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