Cada vez es más habitual ver en España paisajes y edificios cubiertos con paneles que aprovechan la luz solar: en todo el país, existen ya 50.000 hectáreas de parques con instalaciones fotovoltaicas, lo que supone un 166% más que en 2016, según datos de junio de 2024 pertenecientes al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Esta cifra deja clara la apuesta por este tipo de energía, que está emergiendo como una de las soluciones más efectivas para reducir tanto las emisiones de carbono como la factura de la luz. Esto es así tanto en hogares como en negocios de todo tipo de sectores, también en el de la hostelería, donde los costes de energía pueden suponer entre 300 y 1.000 euros mensuales. Actualmente, el 47% de la potencia en energía solar de todo el país corresponde al sector industrial, seguido del sector residencial con un 32% y un 20% en el caso del comercio, donde se engloba la hostelería, según datos de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF).
El principal beneficio de instalar paneles solares en bares y restaurantes es el ahorro en los costes fijos, sobre todo en la cocina, que de media concentra dos tercios del gasto en la factura de la luz. Concretamente, el 57% del gasto energético corresponde al equipamiento, casi el doble que la siguiente partida, la climatización, que ronda el 24%, seguido de la iluminación con un 10%, según datos de Hostelería de Madrid.
El interés de los restaurantes en ser más eficientes gracias a la energía solar puede materializarse instalando placas propias o contratando energía procedente de este tipo de suministro. Entre los que han apostado por ser autosuficientes y contar con su propia infraestructura se encuentra la Masía de Pla, en Tarragona, que habría ahorrado unas 16 toneladas de CO2 a los pocos meses de instalar 79 placas fotovoltaicas a finales de 2020. También el Restaurante Monastrell, en Alicante y con una estrella Michelin, apostó por este sistema en 2020, reduciendo en 1,2 toneladas el dióxido de carbono emitido en un tan solo mes. Aunque requiere de un desembolso inicial, sobre todo por la instalación de los paneles, se estima que ésta se amortiza entre los 5 y los 10 años, mientras que su vida útil ronda los 30. La reducción en la factura de la luz es directamente proporcional a la dependencia que tenga el negocio de este tipo de energía, pudiendo llegar a suponer prácticamente un 100% del ahorro.
Además, el coste de estas infraestructuras respecto a la energía que produce se ha abaratado en los últimos años en España, donde se ha reducido un 85% respecto a 2010, según datos de la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA). Cada vez más países están implementando incentivos fiscales y subvenciones para establecimientos que adopten tecnologías limpias, lo que hace que la transición hacia la energía solar sea aún más atractiva para los propietarios de negocios, que logran así reducir también la huella de CO2.
Además de mejorar la sostenibilidad, apostar por la energía solar también tiene otros beneficios, como ofrecer nuevos servicios a los clientes (como la instalación de puntos de carga de coches eléctricos), el aprovechamiento de las cubiertas de los locales, el aumento de la competitividad o la mejora de la imagen de marca. Hay que tener en cuenta que la sostenibilidad es un factor cada vez más valorado por los consumidores: el 75% está dispuesto a pagar más por productos sostenibles, según datos de Deloitte.