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05/06/2025

Paseando por Sevilla: arte, sabor y acción climática

Sevilla seduce por su gastronomía, pero también por su conciencia climática. En la capital andaluza, el arte de comer y beber bien convive cada vez más con prácticas sostenibles que cuidan del entorno sin renunciar al sabor ni a la tradición.

Impacto consciente

Laura Cano Coca

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No es de extrañar que Sevilla sea una de las ciudades que recibe más visitantes anualmente en nuestro país. Pasear por sus calles se convierte en un disfrute, pues, gracias a su privilegiada localización geográfica, en sus bares y restaurantes se combinan los sabores más variados, como el ‘pescaíto frito’, carnes y verduras de gran calidad y algunos de los mejores vinos españoles. Además de su gran riqueza artística y cultural, en la que se combina el pasado hispanomusulmán con la Andalucía más cosmopolita, se ha fomentado una gran conciencia climática entre el sector hostelero. Acciones de todo tipo enfocadas en la lucha contra el cambio climático y la apuesta por el medio ambiente, con establecimientos hosteleros repartidos por toda la provincia que desarrollan más de 6.324 medidas en los ámbitos del ahorro de agua, la eficiencia energética, reducción de la huella de carbono o gestión de los residuos.

Premier Garden Cocktail y Casa Berrinche

En pleno corazón de Nervión, Premier Garden Cocktail Bar propone un oasis donde cada cóctel tiene algo de manifiesto ambiental. Al otro lado del río, en Triana, Casa Berrinche reinterpreta la tradición culinaria con una carta creativa y de proximidad, pensada para quienes disfrutan comiendo bien y viviendo mejor. Aunque cada espacio tiene su carácter, ambos comparten una misma filosofía: ofrecer experiencias gastronómicas responsables con el entorno. Son dos de las joyas del Grupo Premier, un referente sevillano que ha sabido aunar vanguardia y acción climática en cada uno de sus establecimientos.

«La lucha contra el cambio climático es fundamental. Cómo actuemos ahora será clave para nuestro futuro», Desirée Ramos (Grupo Premier)

Los locales del grupo combinan diseño, tradición y compromiso climático. Como explica Desirée Ramos, responsable de Comunicación y Marketing de Grupo Premier, «la lucha contra el cambio climático es fundamental. Cómo actuemos ahora será clave para nuestro futuro». Este compromiso se traduce en acciones concretas como el uso de electrodomésticos de bajo consumo hídrico, el reciclaje y la reutilización de envases de vidrio, así como un protocolo de iluminación que aprovecha al máximo la luz natural. «Nuestro objetivo es ofrecer el mejor servicio, por lo que el cliente se identifica con las acciones que llevamos a cabo», afirma Ramos. Además tienen un firme compromiso con los materiales ecológicos para take away, como envases biodegradables, pajitas reciclables o de cartón, y servilletas compostables. «Hemos conseguido que el cliente no solo se adapte, sino que valore e incluso celebre estos cambios», resalta la responsable.

La transformación, sin embargo, no es solo de puertas hacia fuera. El equipo humano es clave en este cambio cultural: «Toda acción sostenible debe ir acompañada de formación e implicación del personal. Aunque al principio hay quien duda, cuando entienden el porqué, la aceptación es total. Al final, son ellos quienes trasladan estos valores al cliente».

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Terraza de Premier Garden Cocktail Bar

La Pajarita

En pleno centro histórico de Sevilla, entre las callejuelas con alma del barrio de San Lorenzo, se encuentra La Pajarita, una abacería con más de 150 años de historia que hoy dirige el joven empresario Miguel Tudela, formado en la Escuela Superior de Hostelería de la ciudad. Ubicado en la calle Baños, este pequeño templo gastronómico combina el encanto de lo tradicional con la innovación de una carta que reinterpreta las tapas clásicas con sabores contemporáneos. Lo que distingue a La Pajarita no está solo en sus platos, sino también en su firme compromiso ambiental. «Actuamos sobre todo en materia de ahorro energético», explica Rafael Trigo, encargado del local. «Nos aseguramos de mantener las cámaras bien cerradas, regulamos el aire acondicionado según los límites legales y sacamos la basura en los horarios establecidos para evitar residuos en la vía pública».

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La Pajarita, abacería con más de 150 años de historia

Más allá de la eficiencia energética, en La Pajarita también se toman en serio el reciclaje y el consumo responsable de agua. El papel, el cartón y el vidrio se separan cuidadosamente en contenedores específicos, adaptados a la recogida selectiva de cada día. Además, han instalado reductores de caudal en los grifos y sistemas de doble descarga en los inodoros, con el objetivo de minimizar el desperdicio de agua, un recurso cada vez más escaso. «El reciclaje es donde más hemos avanzado», señala Trigo. «Hemos solicitado nuevos tipos de contenedores para poder organizar mejor los residuos, y eso nos ha permitido ganar en eficacia y compromiso». La Pajarita demuestra que conservar la esencia de un lugar histórico no está reñido con mirar al futuro, ya que entre encurtidos, tapas y vinos, esta abacería sevillana también sirve responsabilidad ambiental en cada rincón de su barra.

«Hemos solicitado nuevos tipos de contenedores para poder organizar mejor los residuos, y eso nos ha permitido ganar en eficacia y compromiso», Rafael Trigo (La Pajarita)

Los patios del Grupo San Eloy

Recorrer Sevilla también es detenerse en sus patios, y pocos lo reflejan mejor que los del Grupo San Eloy, una referencia en la ciudad cuando se habla de tapeo auténtico, ambiente popular y compromiso con lo local. Tres de sus enclaves más emblemáticos, Patio San Eloy Santa Catalina, Patio San Eloy Torre del Oro y Patio San Eloy Triana, invitan a saborear la ciudad desde una perspectiva distinta: la de quienes cuidan tanto el producto como el entorno. Cada uno tiene su carácter. El Patio San Eloy Santa Catalina, ubicado en pleno casco antiguo, es perfecto para una parada entre iglesias mudéjares y callejones con historia. Su carta, repleta de clásicos sevillanos con un giro actual, respeta la tradición sin renunciar a la frescura. Muy cerca del Guadalquivir, el Patio San Eloy Torre del Oro ofrece un ambiente más relajado, ideal para comer al aire libre con vistas al patrimonio. Y cruzando el puente, el Patio San Eloy Triana respira el alma del barrio con más duende de Sevilla: azulejos, buena música y una cocina que hace honor al tapeo de toda la vida.

«El personal viene cada vez más concienciado y todos en el equipo ponemos nuestro granito de arena», Felipe Leal (Grupo San Eloy)

Más allá de su propuesta gastronómica, estos tres ‘patios’ comparten una misma visión: integrar la sostenibilidad en su modelo diario. Desde el reciclaje de residuos y la optimización del consumo energético hasta el uso de envases compostables para el servicio take away, el grupo ha apostado por medidas que reducen su impacto ambiental sin alterar la experiencia del comensal. Felipe Leal, gerente del grupo, cuenta que «la iluminación es mayoritariamente de LED y esto nos está dando muy buen resultado, también por el ahorro que supone en la factura. En la cocina se usan electrodomésticos eficientes energéticamente. Siempre que se cambia una máquina, se sustituye por una con esas características. Con los expositores igual, cuando hay que cambiarlos, se compran los que sean más ecológicos, con los gases menos contaminantes. 

En el Grupo San Eloy los trabajadores son pieza clave: «El personal viene cada vez más concienciado y todos en el equipo ponemos nuestro granito de arena. Tenemos información visible en todos los establecimientos sobre las medidas que llevamos a cabo y nuestros empleados también informan. Los clientes nos felicitan en muchas ocasiones», explica Leal.

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El Patio San Eloy Santa Catalina

Hotel Vincci La Rábida

En pleno corazón de Sevilla, a un paso de la Catedral, la Maestranza y la Plaza Nueva, el Hotel Vincci La Rábida guarda algo más que historia entre sus muros del siglo XVIII. Este antiguo palacio andaluz, reconvertido en un hotel de cuatro estrellas, es también un ejemplo de cómo la hospitalidad puede abrazar la acción climática sin renunciar al encanto ni a la comodidad. Aquí, la experiencia comienza con una propuesta gastronómica local y espacios llenos de luz, pero lo que de verdad marca la diferencia es algo que no siempre se ve: las medidas concretas que han puesto en marcha para reducir su impacto ambiental. Llevan dos años consecutivos calculando y compensando su huella de carbono, en colaboración con la plataforma CeroCO2 y un proyecto de conservación de la Amazonía en Perú.

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Vistas desde el Hotel Vincci La Rábida

El ahorro de agua es otro de sus compromisos. Utilizan productos de limpieza no contaminantes, instalan reductores de caudal en grifos y apuestan por maquinaria ecoeficiente. También gestionan sus residuos con mimo: elaboran su propio compost, una medida sencilla pero poderosa, que convierte los restos orgánicos en abono y evita que terminen generando emisiones. Además, toda la energía que consumen es 100% renovable y han instalado un sistema de iluminación automatizado que aprovecha las horas de sol, reduciendo tanto el gasto como las emisiones. Nada de esto sería posible sin la implicación de su equipo, que recibe formación específica para transmitir esa misma filosofía a los huéspedes.

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