Volver

20/06/2024

La Barraca, cuando la proximidad es el mejor ingrediente

La Barraca es un reflejo de una visión del turismo y la gastronomía que va más allá del simple disfrute. Es un modelo que demuestra que es posible vivir en armonía con la naturaleza, respetando y revitalizando las tradiciones y los productos locales.

Líderes del cambio

Irati Diez Virto

LaClimateria_LaBarraca

«Los productos que utilizamos vienen de la tierra y el mar. Conservando y protegiendo estos recursos, garantizamos la viabilidad de la hostelería». Son palabras de Marisa Bordera, propietaria del establecimiento La Barraca, situado en L’Ampolla, Tarragona.

Con una ubicación inmejorable, en la bahía del Fangar, a orillas del mar Mediterráneo, La Barraca se construyó en el extremo norte del Delta del Ebro, un sitio privilegiado con una gran riqueza natural y paisajística, por lo que el compromiso del establecimiento por la protección de su entorno es una decisión casi obligada. 

Muchos de los visitantes que se acercan a conocer y disfrutar de la zona, lo hacen por la singularidad y la belleza del entorno natural. Y no es para menos, puesto que el Delta del Ebro se declaró Parque Natural en 1983 y Reserva de la Biosfera de les Terres de l’Ebre, en 2013. Con una superficie total de 7.736 hectáreas, el Delta es una zona de particularidad física, geográfica y natural que el río Ebro ha ido construyendo a lo largo de los años, antes de desembocar en el Mediterráneo. 

María Bordera: «Solo de manera conjunta podremos llegar a un resultado final mucho más grande».

La proximidad como ingrediente 

La Barraca ha querido promover la compatibilidad entre la hostelería y la integridad cultural y medioambiental del Delta, ofreciendo comida mediterránea con productos locales y ecológicos: las materias primas que llegan a este establecimiento provienen de proveedores locales como Martí Martí de L´horta de Carme, que tiene su huerto ecológico a pocos kilómetros de L’Ampolla. Además de utilizar las hortalizas provenientes de este huerto, los residuos orgánicos de esas hortalizas se compostan durante un año para utilizarlas como abono en el mismo huerto. Es lo que hace la naturaleza en muchos de sus ciclos: utilizar los desechos de unos como materia prima para otros y así minimizar los residuos y aprovechar al máximo los recursos.

La Barraca se abastece de pescados y mariscos capturados de manera sostenible en las aguas del Delta. Los pescadores locales llevan generaciones faenando en estas costas y ahora, más que nunca, su conocimiento y respeto por el entorno son fundamentales. La pesca responsable garantiza que se mantenga el equilibrio ecológico y que las especies puedan regenerarse, asegurando así la viabilidad de esta práctica ancestral para futuras generaciones.

LaClimatería_LaBarraca

Pasar a la acción climática

Además de impulsar la economía circular, el restaurante La Barraca está llevando a cabo multitud de acciones a favor del clima comprometiéndose a reducir, con sus acciones y en su labor diaria, la contaminación causante del cambio climático. Estas acciones, alineadas con las directrices marcadas con el Acuerdo de París, están relacionadas con el ahorro de agua y energía, la movilidad sostenible o la reducción de la huella de carbono, entre otros. 

Para minimizar al máximo el gasto de agua, por ejemplo, han colocado reductores de caudal en todos los grifos, utilizan un sistema de ahorro en el inodoro y también optan por electrodomésticos que aprovechan el agua al máximo. En cuanto a los residuos, realizan el compostaje de restos vegetales, pero también evitan el desperdicio de alimentos, lo cual disminuye significativamente los residuos generados. Tampoco ofrecen productos de usar y tirar, y separan y reciclan el resto de los desechos.

Los establecimientos hosteleros, en general, tienen que hacer frente a un gasto importante de energía, tanto de la iluminación como del uso de numerosos aparatos. Por ello, pequeñas acciones y/o cambios en el consumo energético pueden tener un impacto positivo. En La Barraca son conscientes de ello, y por eso utilizan sensores de iluminación que detectan la luz natural, han implementado un protocolo de iluminación automático para aprovechar las horas de sol y, en invierno, mantienen el termostato a 19 ºC.

Además de utilizar las hortalizas provenientes del huerto, los residuos orgánicos de las hortalizas se compostan durante un año para utilizarlas como abono en el mismo huerto.

Las pequeñas acciones importan

Todas estas acciones, en definitiva, ayudan a minimizar la huella de carbono del establecimiento, pero para evaluar el efecto de todas estas acciones La Barraca calcula su huella de carbono y la verifica con una entidad independiente. Aún así, a veces es difícil ser neutro en carbono, por eso este establecimiento compensa su huella realizando una aportación económica voluntaria a proyectos que consiguen absorber o reducir una cantidad de CO2 equivalente.

Así, La Barraca se alza como un ejemplo ideal de que las cosas se pueden hacer mejor con esfuerzo y convicción. Marisa Bordera, tercera generación a cargo del restaurante,  es consciente de ello, y sabe que las pequeñas acciones importan y afirma que «solo de manera conjunta podremos llegar a un resultado final mucho más grande».

LaClimateria_LaBarraca

Noticias relacionadas