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14/03/2024

La huella climática del desperdicio alimentario

Cada persona desperdicia unos 74 kilos de comida al año, lo que se traduce en la emisión de más de 3.000 millones de toneladas de CO2. En España, el 22% de todos los desechos corresponden al sector de la hostelería.

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María Cuervo

Desperdicio alimentario

Nunca antes en la historia el ser humano ha tenido a su alcance una cantidad de alimentos tan grande ni tan variada como actualmente en los países más desarrollados. Observamos cómo los estantes de supermercados están llenos, las neveras repletas o la oferta de restauración parece inagotable. Sin embargo, el desperdicio alimentario se presenta como un problema que está dejando huella a nivel económico, social y medioambiental. 

Según el Índice de desperdicio de alimentos 2021, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en el mundo se desperdician 931 millones de toneladas de alimentos cada año. Productos que se pierden a lo largo de toda la cadena de valor alimentaria: el 14% se desperdicia tras recolectarse y antes de llegar a las tiendas, mientras que el 17% se pierde en la distribución y los consumidores finales. En cuanto al origen de los desechos, el 61% corresponde a los hogares, el 26% a la hostelería y un 13% al comercio minorista. Se estima que todos los alimentos que se desperdician podrían alimentar a 1.260 millones de personas cada año, según datos de 2021 de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

En el mundo se desperdician 931 millones de toneladas de alimentos cada año.

El desperdicio alimentario afecta al medioambiente

Según la FAO, se calcula que el desperdicio alimentario causa alrededor del 10% de los gases de efecto invernadero a nivel global, concretamente 3.300 millones de toneladas de CO2 liberados a la atmósfera al año. 

El aumento de la demanda de alimentos a nivel global incrementa la ocupación de la tierra para usos agrícolas. Una expansión que se ha situado como una de las principales causas de la deforestación y degradación de los bosques, fenómenos que reducen gravemente la biodiversidad y aumentan las emisiones de gases de efecto invernadero. De esta ocupación, el 28% que equivale a 1.400 millones de hectáreas se destina al cultivo de productos que no serán finalmente consumidos. Esto conlleva un elevado coste ambiental, puesto que este desperdicio contribuye a mermar, además de la biodiversidad, la calidad de las tierras y el volumen de los caudales de agua.

Cuando se desperdician alimentos se pierde la energía necesaria para cultivarlos, cosecharlos, transportarlos y empaquetarlos. Pero también de agua: el desperdicio hídrico anual de los cultivos supone un 21% del agua dulce en el mundo, lo que equivale al caudal del río Volga en Rusia o tres veces el volumen del lago de Ginebra (250 km3). 

Por otro lado, los residuos generados por el desperdicio pueden terminar en vertederos o en instalaciones de incineración, lo que contribuye a la contaminación del aire, el suelo y el agua. Además, la eliminación de residuos también puede ser costosa y consumir recursos naturales.

El desperdicio alimentario causa alrededor de 10% de los gases de efecto invernadero.

Desperdicio en España

Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación se calcula que en 2022 en España se perdió casi una tonelada de alimentos sin preparar, junto a unos 250 millones de platos ya preparados, unas cifras que han registrado un ligero descenso desde 2019. Por tipo de alimentos, las frutas y verduras son las peor paradas en España debido a su corta caducidad, seguida de la leche y el pan. Sin embargo, en 2022, se redujo el desperdicio de prácticamente todos los alimentos menos la pasta y las salchichas Lo que demuestra que hay una mejora en el aprovechamiento y la concienciación por el desperdicio. 

 

El compromiso de la hostelería

La restauración en España desperdició casi dos toneladas de alimentos en 2021, lo que supone el 22% de los desechos totales, muy por detrás de los desperdicios en los hogares.  Comparado con otros países, se encuentra al nivel per cápita de Francia o Israel. Malasia es el país donde más se desperdicia si se tienen en cuenta los desechos en restauración, domésticos y en mercados y supermercados.

 

Con la nueva ley de prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario habrá sanciones a los restaurantes por desperdiciar alimentos. Actualmente, el 49,9% de las mermas se desechan, según datos de una encuesta elaborada en abril de 2022 por la Federación de Asociaciones de Cocineros y Reposteros de España a casi mil hosteleros. La norma también obligará a que el cliente pueda llevarse las sobras a casa en un envase si lo desea, una opción que se da en un 62,9% de los locales en España.

Desde el sector de la hostelería se está intentando avanzar hacia unas prácticas más eficientes que limiten las pérdidas de alimentos en los restaurantes y cafeterías. Muestra de ello es la guía elaborada por HOTREC (Organización Europea de la Hostelería) con directrices sobre cómo preparar y planificar los menús para reducir desechos, optimizar la selección y compra de productos o garantizar su correcta conservación y almacenamiento.

 

Para conseguir la reducción del desperdicio de alimentos, es fundamental establecer una planificación y gestión de los platos que se van a elaborar. En el caso de los alimentos no consumidos, la donación de los excedentes y el compostaje pueden ser la clave para acercar la cifra de desperdicio a cero . Además, se están impulsando las aplicaciones y nuevas tecnologías que puedan ayudar al aprovechamiento de alimentos en superficies de distribución y en restauración, como aplicaciones móviles en las que restaurantes, hoteles y supermercados venden el exceso de comida que no han conseguido servir al final del turno o del día, ofreciendo comida de calidad a buen precio.

En palabras de  Inger Andersen, Directora Ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA): “Compremos con cuidado, cocinemos de forma creativa y hagamos que el desperdicio de alimentos en cualquier lugar sea socialmente inaceptable mientras nos esforzamos por proporcionar dietas saludables y sostenibles para todos”.

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