Un cliente «eco-amigable» es aquella persona que toma decisiones de compra y consumo con la intención de minimizar su impacto negativo en el medio ambiente. Este tipo de cliente prioriza productos y servicios que son respetuosos con el clima y el medio ambiente, que generan menos residuos y que generan una menor huella de carbono. La preocupación por el medio ambiente y los valores sociales están cada vez más presentes entre los consumidores, que miran no solo la etiqueta de lo que compran, sino también el origen y el impacto de lo que consumen en los bares y restaurantes.
Así lo demuestra un informe realizado por Accenture a 25.000 personas de hasta 22 países distintos, de los cuales casi la mitad aseguraron que la pandemia les había hecho replantearse sus hábitos y objetivos personales. Entre este grupo de encuestados, un 46% aseguró estar dispuesto a pagar más por productos o servicios que priorizan la producción local, y un 43% para aquellos entendidos como «sostenibles». Estas cifras eran de un 19% y un 16% en el caso de los «consumidores tradicionales» que no habían cambiado de parecer tras la covid.
Estos clientes eco-amigables también valoraban cuestiones como llevar a cabo acciones con un impacto social positivo, como la diversidad o la inclusión, y ofrecer información sobre salud o atención al cliente. Y no solo se trata de desembolsar más dinero: la mayoría estarían dispuestos a cambiar de establecimiento si encuentran uno que les garantizase todas estas cuestiones, según las encuestas realizadas en 2021.
Si nos centramos en el caso de España, otro estudio de El Tenedor con Ecovidrio asegura que el 74% de los clientes estarían dispuestos a pagar más por un restaurante con conciencia climática. Entre lo que más valoran, está que se haga un uso eficiente de los recursos (73%), seguido de la gestión de residuos (70%) y el uso de productos de proximidad (69%). Se prevé que esta preocupación por el medio ambiente del público vaya en aumento, ya que las generaciones más jóvenes son las más concienciadas con provocar un impacto más responsable en el entorno que les rodea.
Además, 8 de cada 10 hosteleros piensa que el cuidado y respeto al medio ambiente supone una ventaja competitiva respecto a otros establecimientos no concienciados con el cuidado del entorno. Sin embargo, la percepción del cliente de estos esfuerzos depende mucho del tipo de restaurante del que se trate. Así, mientras el 52% de los consumidores creen que los que ofrecen un menú ecológico son más respetuosos, esta cifra baja a un 16% respecto a los sitios de comida tradicional y a un 15% en el caso de la cocina de autor. Los que se perciben como menos concienciados son los de comida rápida: tan solo un 3% confía en la sostenibilidad de sus procesos.
El cuidado del entorno es una preocupación que afecta también a la comida a domicilio. Según un estudio de Censuswide realizado con una muestra de 7.000 personas, un 47% se plantearía cambiar lo que pide si supiera que es más responsable, y un 50% piensa que ya hay numerosas opciones medioambientalmente respetuosas y asequibles en la oferta que encuentra en su teléfono, aunque les gustaría que fueran más transparentes en este sentido (56%).
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la gastronomía respetuosa es sinónimo de una cocina que tiene en cuenta el origen de los ingredientes, cómo se cultivan, cómo llegan a nuestros mercados y, finalmente, a nuestros platos. «La sostenibilidad implica realizar una actividad (por ejemplo, la agricultura, pesca o incluso preparación de una comida) sin desperdiciar nuestros recursos naturales y poder continuarla en el futuro sin perjudicar el medio ambiente o la salud», asegura la organización.
En definitiva, el auge del cliente eco-amigable refleja una transformación significativa en la conciencia y comportamiento del consumidor moderno. Este movimiento hacia el consumo responsable no solo beneficia al medio ambiente, sino que también impulsa a los establecimientos a adoptar prácticas más éticas y ecológicas. A medida que más personas se suman a esta tendencia, se crea una poderosa demanda que puede transformar mercados enteros y fomentar un futuro más verde y sostenible para las próximas generaciones. La responsabilidad de cuidar el planeta es compartida, y cada elección eco-amigable que hacemos hoy, construye el camino hacia un mañana más saludable y próspero para todos.